Validación de la actividad antimicrobiana de plantas medicinales empleadas en Tierra Caliente (Guerrero).

Abstract

México cuenta con una flora abundante y variada gracias a su ubicación geográfica y variedad de climas, así como por sus características edáficas tan diversas. Posee una antigua tradición sobre el conocimiento de la medicina herbolaria, ya que las culturas mesoamericanas habían alcanzado un notable desarrollo en el manejo y aplicación de las plantas medicinales (Caballero et al, 2001). Los pobladores de la Región Tierra Caliente, Guerrero, han empleado tradicionalmente a las plantas como medicamentos desde la época de los Mayas hasta nuestros días. Los recolectores son personas de zonas marginadas, donde más del 85% de las especies son de origen silvestre, sin contar con programas de manejo, por lo que la recolección excesiva de algunas especies ha provocado una notable disminución de sus poblaciones, llegando incluso a considerarse como amenazadas o en peligro de extinción. (Gutiérrez, 1999). Sin embargo, existen pocos estudios de etnomedicina realizados anteriormente en la región, en la cual crecen numerosas plantas medicinales que se emplean por los pobladores de la zona sin un fundamento científico, algunas de las cuales pueden ser beneficiosas, pero otras por el contrario, pueden ser indiferentes o en el peor de los casos, perjudiciales (Martínez, 1996). Otros autores han demostrado la correspondencia entre el uso etnomedicinal de especies vegetales y la presencia de actividad biológica asociadas a su empleo, las cuales han sido demostradas farmacológicamente (Diéguez et al, 2001). Mexico has an abundant and varied flora thanks to its geographical location and variety of climates, as well as for its diverse edaphic characteristics. It has an ancient tradition on the knowledge of herbal medicine, since Mesoamerican cultures had reached a remarkable development in the management and application of medicinal plants (Caballero et al, 2001). The inhabitants of the Tierra Caliente Region, Guerrero, have traditionally used plants as medicines from the Mayan era to the present day. The collectors are people from marginalized areas, where more than 85% of the species are of wild origin, without having management programs, so the excessive collection of some species has caused a significant decrease in their populations, even to be considered as threatened or in danger of extinction. (Gutiérrez, 1999). However, there are few studies of ethnomedicine carried out previously in the region, in which numerous medicinal plants grow that are used by the inhabitants of the area without a scientific basis, some of which may be beneficial, but others, on the contrary, may be be indifferent or in the worst case, harmful (Martínez, 1996). Other authors have demonstrated the correspondence between the ethnomedicinal use of plant species and the presence of biological activity associated with their use, which have been demonstrated pharmacologically (Diéguez et al, 2001). (Traducción automática)